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Natalia Cerecedo

Cómo Crear Conciencia en Latinoamérica Acerca del Cambio Climático

Updated: Jan 13, 2021




Como latinoamericanos, tenemos la desventaja de ser países en vías de desarrollo. Ningún país de América Latina tiene el título de ser primer mundista, es decir, no tenemos un nivel alto en el índice de desarrollo humano (IDH). Pero eso no quiere decir que no tengamos un papel relevante ni que no podamos llevar a cabo un cambio importante a nivel mundial. Con los recursos correctos y el comportamiento adecuado, es posible progresar paulatinamente en contra del cambio climático.


De acuerdo al Proyecto de Divulgación de Carbones, (CDP, por sus siglas en inglés), hay 100 compañías alrededor del mundo responsables por 71% de las emisiones de gases de invernadero. En un mundo ideal, estas compañías son las que tendrían que hacer un cambio, pero como corporaciones, su único interés es el incremento de sus ganancias, y no el bienestar de sus consumidores o del planeta que les está dando los recursos que usan. Como una forma de presión a las grandes compañías, es deseable que quienes exijan cambios a favor del planeta seamos los propios consumidores, somos nosotros quienes tenemos el poder de iniciar acciones y de empujar por esos cambios que generen un movimiento irreversible a favor del medio ambiente. Pero para iniciar cambios se requiere de muchas bases y conciencia que no es fácil encontrar en sociedades que carecen de lo más indispensable en términos económicos y de justicia social. Aunque es realmente difícil encontrar quien se preocupe por el cambio climático en países con bajo índice educativo y de conciencia social, si existe una nueva generación que empieza a voltear a ver los estragos de los grandes saqueos al medio ambiente generados por el ostentoso consumismo y su voraz necesidad de usar recursos naturales desmesuradamente.


De acuerdo a la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL, 2014), alrededor del 28% de todos los latinoamericanos viven en condiciones de pobreza. La gente no puede hacer del ambiente una prioridad si apenas logra sobrevivir. Esta es una parte muy importante tanto de justicia social como justicia ambiental, porque, de nuevo, estos dos conceptos van de la mano.


Una vez que se comprende que los países latinoamericanos necesitan justicia social, se puede empezar su empoderamiento como parte de la maquinaria a favor del cambio climático. La educación y conciencia empiezan en casa y continúan en escuelas y universidades, que junto con los gobiernos pueden obtener resultados relevantes. Los ciudadanos tenemos la capacidad de hacer conciencia a partir del sentido común. Quien sabe que necesita agua de un río, no lo contamina, por ejemplo. Ese entendimiento es la pequeña semilla que puede sembrarse para llegar a generar acción climática.


El que no sabe o no entiende, no puede generar ningún cambio a favor de alguna idea. El segundo paso que los jóvenes latinoamericanos pueden tener para iniciar acción climática es la disponibilidad de tiempo para autoeducarse, autoexigirse y después educar y exigir a los demás. Quien se toma el tiempo de leer acerca de lo que conlleva la contaminación, la corrupción que genera muerte ambiental o que dona tiempo a otros para explicar y convencer, es quien llevará el liderazgo y será la base de la acción climática a favor del bienestar general.

Los primeros pasos para tomar conciencia es escuchar el grito de la naturaleza, aunque suene trillado, el mundo nos está dando muestras constantes de la gravedad de nuestras acciones irracionales en contra del medio ambiente: huracanes, terremotos, incendios forestales, sequías e inundaciones, son gritos de alarma de un planeta herido, escucharlo y entender la gravedad del asunto ayudará en mucho a las siguientes acciones a tomar.


Si ya logramos hacer conciencia de la gravedad del cambio climático, ahora si podemos crear actividades prácticas que ayuden a empoderar a otros a tomar acción. Esas prácticas ya se están llevando a cabo en muchos países europeos, en Estados Unidos y Canadá.


¿Cuáles son esas acciones?


Organización de grandes reuniones y manifestaciones en donde se promueven protestas contra las empresas que generan contaminación y que muchas veces son solapadas por los gobiernos, por ejemplo las mineras. Aunque la pandemia nos ha alejado de las calles, aún hay reuniones virtuales y redes sociales, cuyos alcances han resultado bastante favorecedores como medio de presión a los gobiernos que no están haciendo nada a favor del medio ambiente.


Generar información verídica, clara y concisa, y divulgarla, es un gran recurso que los jóvenes latinoamericanos tienen a su favor. Esos datos informativos pueden tener muchas vertientes, pueden ser netamente dictaminadores o consultivos, o también pueden llamar a la acción a través de un plan de progreso, el cual debe ser incluyente para todos los habitantes, de esa manera es como se asegura su éxito e implementación. La información es un arma sumamente útil y poderosa a favor de cualquier movimiento revolucionario, y este movimiento a favor de la acción climática no escapa a ello, de manera que divulgar qué sucede con el planeta, quienes lo dañan y de qué manera, y finalmente cómo podemos evitar esos daños, son informaciones que deben ser publicadas con la intención de que lleguen al mayor número posible de personas. Aquí abro un paréntesis para recordar que la acción climática debe ser un tema inclusivo, todos los seres humanos debemos participar de ella, así que la información debe ser generada y difundida también a personas con bajos perfiles educativos, o con algún tipo de discapacidad. Lo que no es incluyente no es para todos, y el medio ambiente es un tema más que universal.

Aunque los jóvenes pueden hacer mucho, los gobiernos deben olvidar su protagonismo en el tema. Se deben generar leyes para que el movimiento no sea solo un ideal, sino un plan concreto.


De esta manera Latinoamérica llegaría a concientizar que la toma de acción climática es importante.


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